Fisht Stadion, Sochi.
Casi la mitad de los estadios del Mundial Rusia 2018 están ubicados en ciudades que no cuentan con un equipo en la máxima categoría del futbol ruso, la Russian Premier League (RPL). Un total de 5 de las 11 ciudades mundialistas cuentan con estadios nuevos que albergarán en la temporada 2018-19 a equipos de la segunda categoría, la liga Nacional de Fútbol (FNL). Kaliningrado, Saransk, Nizhni Nóvgorod, Volgogrado y Sochi.
La designación de las sedes mundialistas se realizó en base a criterios de geoestratégicos y en el marco de la idea general del gobierno ruso actual de desarrollar las regiones (descentralización) con la construcción de infraestructuras y la concesión de eventos. No fue una elección acorde a la demanda futbolística [1]. Otro ejemplo evidente es la designación de la final de la Copa de Rusia, que desde la desintegración de la Unión Soviética hasta el año 2009 se disputó siempre en estadios moscovitas, y que a partir de ahí se ha trasladado a regiones más periféricas: Rostov del Don (2010), Yaroslavl (2011), Ekaterimburgo (2012), Grozni (2013), Majachkalá (2014), Astrakán (2015), Kazán (2016), Sochi (2017) y Volgogrado (2018). La idea es salir del centro eslavo y económico cuyo radio sería el eje Moscú – San Petersburgo para llegar e implementar a las Repúblicas Autónomas, especialmente en el conflictivo Cáucaso ruso.
Para evitar que los estadios se conviertan en elefantes blancos como en ha ocurrido en anteriores sedes de Sudáfrica o Brasil, el gobierno ruso encargará a los gobiernos regionales la gestión de las infraestructuras heredadas del Mundial. En su anual programa televisivo “Línea directa”, Vladimir Putin expuso que los estadios mundialistas han supuesto un coste económico muy alto y que tras la disputa del Mundial deberán generar dinero albergando centros comerciales, cafés, restaurantes, gimnasios… Hay un dicho muy popular en la época soviética: “Primero tomaremos la decisión, y luego ya veremos cómo lo hacemos”.
La ciudad de Sochi tiene un clima excepcional dentro de la Federación Rusa. Ubicada en el ‘krai’ (región) de Krasnodar a orillas del mar Negro y protegida del frío boreal por las montañas del Cáucaso, en enero las temperaturas allí rondan los 10 grados sobre cero. Fue promocionada como centro turístico durante los años 30 del siglo XX por Iósif Stalin. En la actualidad también ha sido promovida desde el Kremlin por Vladimir Putin, quien veranea allí y fue determinante para que la ciudad albergara los Juegos Olímpicos de invierno en 2014. Además, la coyuntura política también ha realzado a Sochi frente a otros destinos vacacionales clásicos de los rusos en la época soviética como Batumi (Georgia) y Odesa (Ucrania), abandonados tras los conflictos de Abjasia, Osetia del Sur, Crimea y el Donbás.
El Fútbol. El FC Zhemchuzhina -se traduce literalmente como ‘perla’- fue el club representativo de la ciudad durante la época postsoviética. Fundado en 1991, llegó rápidamente a la máxima categoría del fútbol ruso en la que militó durante siete temporadas entre 1993 y 1999. A partir de ahí su historial deambula entre las categorías inferiores y la desaparición: fue disuelto y refunda hasta tres veces, un hecho poco destacable al considerar que más de 300 clubes de fútbol profesionales de Rusia han quebrado durante la época postsoviética. En el año 2010 el club militaba en la segunda categoría (FNL) cuando Rusia fue elegida para organizar el Mundial del año 2018. En ese tiempo se creó el penúltimo intento de retornar a Sochi a la máxima categoría del fútbol.
Proyecto Cherchesov. La temporada 2011-12 fue de transición en el fútbol ruso: se pasaba de un formato de año natural con un calendario que iba desde primavera hasta el otoño a un formato interanual. Para comenzar la siguiente temporada en verano era necesario alargar las competiciones. La liga comenzaría a principios de abril y terminaría a mediados de mayo del año siguiente [2]. Para lograr el ascenso El Zhemchuzhina Sochi tendría que disputar un total de 52 partidos, 38 de la liga regular y otros 14 de la liguilla de ascenso. El club compuso una plantilla muy fuerte con jugadores nivel RPL: Igor Smolnikov, Guja Rukhaia, Kazbek Geteriev, Aleksander Zotov, Serghei Covalciuc, Denis Boyarintsev, Vitali Bulyga, Igor Shevchenko, Michal Papadopulos; y como entrenador el actual seleccionador ruso, Stanislav Cherchesov. Se colocó líder tras dos meses de campeonato. Entonces el gobierno local se quedó sin dinero para pagar los salarios y la plantilla comenzó a disolverse -aún consiguió algunos buenos resultados- y terminó por desaparecer a mitad de temporada [3]. Posteriormente hubo otro intento de refundar el FC Sochi con un proyecto basado en la cantera que se frustró en el lapso de un año.
Teniendo el charco… El Fisht Stadion o Estadio Olímpico de Sochi fue inaugurado en 2013 para los Juegos olímpicos de invierno 2014. Tiene una capacidad de 48 mil espectadores que se reducirá a 40 mil tras el Mundial, un diseño orgánico y fusionado con su entorno. Tras los Juegos Olímpicos de 2014, el estadio fue remodelado para cumplir con los requisitos de la FIFA y se retiró la cubierta cerrada. Su nombre hace honor al monte Fisht, un pico escarpado y pintoresco de 2.867 metros de altitud ubicado en el noreste de la cordillera del Cáucaso, en la región de Krasnodar. Con un estadio monumental y sin un equipo profesional, la solución para dar uso al Fisht Stadion se ha encontrado en el Dinamo de San Petersburgo, un club histórico y con muy poca masa social que milita en la FNL. Ya desde el pasado mes de abril se publicó la posibilidad de trasladar al Dinamo SPB a Sochi, que se ha concretado durante el presente mes de junio. Mientras en San Petersburgo la decisión ha sido justificada en base a la viabilidad del club, el próximo FC Sochi contará con uno de los mayores presupuestos de la FNL. El Dinamo de San Petersburgo es propiedad de Boris Rotenberg, un oligarca próximo al Kremlin.
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*“было бы болото а черти найдутся”. Provervio ruso: “Teniendo el pantano, ya se encontrarán los demonios”. La palabra ‘болото’ [balóta] equivale en ruso al término ‘pantano’ o ‘ciénaga’ donde al caminar se hunden los pies y el cuerpo. Se traduce aquí por ‘charco’ para mantener el sentido en español y la referencia a la traducción de N. Lébedef del texto de Ilya Ehrenburg compilado en el volumen “España, república de trabajadores”. Editorial Crítica. Madrid, 1932. “Словом «республика» трудно теперь кого-либо напугать. Достоевский писал о Франции Мак-Магона: «республика без республиканцев». С тех пор многое переменилось. Республика доказала, что она не шальная девка, но дама из приличного общества. Русская поговорка гласит: «Было бы болото, черти найдутся». Я не знаю, сколько было в Испании республиканцев до 14 апреля. Теперь в них нет недостатка: республика налицо, следовательно, найдутся и республиканцы.” Hoy, ya es difícil asustar a nadie con la palabra “República”. “Una República sin republicanos”, escribía Dostoievski, hablando de la Francia de Mac Mahon. De entonces para acá, ha cambiado mucho. La Republica ha demostrado que no es una mujer casquivana, sino una señora de la buena sociedad. Hay un proverbio ruso que dice: “Teniendo el charco, ya se encontrarán los diablos”. No sé cuantos republicanos habría en España en el mes de marzo. Desde luego, ahora abundan. No hay mejor cosa que la república, para que se multipliquen los republicanos…
[1] La ciudad de Krasnodar se quedó polémicamente fuera del mundial a pesar de contar con un nuevo estadio del FC Krasnodar ya entonces en proyecto y con uno de los promedios de espectadores más elevados (FC Kuban Krasnodar, 20 mil).
[2] A la longitud del calendario se añadía la del territorio ruso: la FNL es la competición más extensa del mundo, recorre las ciudades a lo largo y ancho del continente ruso desde Kaliningrado hasta Vladivostok (7.361 kilómetros en línea recta y 11 husos horarios).
[3] La mayoría de los clubes de fútbol ruso pertenecen a los gobiernos locales, que se encargan del desarrollo y de la financiación. El presupuesto de las gobernaciones se asigna a final del año natural y son frecuentes los casos de clubes que reducen su presupuesto y quiebran con el cambio de año, a mitad de temporada.