Valery Kuzmyich Nepomnyashchy nació en la República Autónoma de Altai* (URSS) en 1943, durante la “Guerra Patria” (II G. M.). Su madre, embarazada, había sido evacuada allí desde Moscú. Su padre murió en un tanque. En 1947 se trasladó junto a su madre a Turkmenistán para encontrarse con el hermano mayor, que aún siendo niño había sido dado por muerto en un bombardeo. Entonces ella decidió que no irían a ninguna parte más. Allí Valery jugó al fútbol en el Spartak de Samarcanda hasta que una lesión lo apartó a sus 25 años. En 1970 comenzó su carrera de entrenador en la Academia de Turkmenistán. En 1979 y en la 82/83 dirigió al Kholzchi, equipo más popular de Turkmenistán (ya desaparecido). Luego continuó en las categorías inferiores de la selección turkmena hasta 1988.
Camerún en Italia 90. Nepomnyashchy llegó a Camerún para hacerse cargo de las categorías inferiores. Era “el especialista soviético” –término muy de la época- que debía mejorar a los jóvenes cameruneses. Pero la renuncia de Claude Le Roy, que había sido campeón de la Copa de África en ese 1988, le convirtió en el técnico de la selección absoluta y cambió su cometido por el de clasificar para el Mundial de 1990. Sin un nombre en el fútbol, sin una estructura alrededor, con un intérprete y toda la presión de un cargo designado directamente por el presidente de la República, Nepomniaschy se hizo cargo de aquella generación tan brillante como indisciplinada. Al 1er entrenamiento sólo se presentaron 4 de los 25 convocados… Nepomniaschy recuperó a Roger Milla para la selección y se alió con él, haciéndole ver al único jefe que los cameruneses respetaban la importancia de la preparación. A los pocos meses ya entrenaban todos al completo y la selección se clasificó para Italia.
En ese Mundial de Italia´90 Camerún conseguiría el mayor hito intercontinental del fútbol africano alcanzando los cuartos de final. La trayectoria de aquel equipo que sorprendió al Mundo con un fútbol potente y rápido es legendaria. En el partido inaugural ganaron (1:0) a la vigente campeona, la Argentina de Maradona. Luego se impuso (2:1) a Rumanía, clasificándose como 1ra de grupo para 1/8s de final. En esa ronda se impusieron (2:1) a la Colombia de Valderrama e Higuita. Finalmente cayeron en 1/4s ante la Inglaterra de Lineker (3:2) en una prórroga que los pross alcanzaron gracias a un penalti tardío. Pero Camerún ya se había convertido en la gran animadora de aquel mundial y se ganó el apelativo de “los leones indomables”. De vuelta al país fueron recibidos por la multitud en días que serían declarados de fiesta nacional en un momento particularmente inestable de su historia. A Valery Nepomniaschy lo distinguieron con los honores y privilegios de la tradición local, incluso le dedicaron una calle con el nombre de “Señor Valery”. Pero dejó la selección por los problemas de organización, los impagos, etc.
Tras su exitoso paso por la selección camerunesa, Nepomniaschy se convirtió en un eterno candidato para dirigir a la selección de su país, Rusia. Pero su trayectoria continuó durante más de 20 años por clubes de Turquía, China, Corea del Sur, Japón y la selección nacional de Uzbekistán. Siempre en un segundo plano, como tantos de esos muchos técnicos eslavos que se han hecho cargo de clubes o selecciones en países remotos, con la misión de educar a los jugadores en la disciplina y la táctica de los diversos deportes, de darle forma al talento. Quizá por esto ha encajado perfectamente en el Tom de Tomsk, el que desde septiembre de 2008 es su 1er equipo en la RPL.
El técnico del Tom de Tomsk. Valery Nepomniaschy tiene la extraña virtud de ser normal, de ser correcto y de hablar con corrección. Es una personalidad lúcida en un carácter sencillo, capaz de entender cada cultura local, de tranquilizar y de motivar a los jugadores. Las menciones siempre le califican de agradable y destacan el placer de estar con él. Todo eso lo traslada a su propuesta de fútbol: igualmente sencillo, con cada jugador en su lugar y haciendo lo que sabe hacer, un fútbol honesto y al mismo tiempo ordenado que reconoce las virtudes propias y del rival sin huir de la confrontación. A pesar de que en 2009 los siberianos perdieron a sus patrocinadores y estarían en la quiebra de no ser por un rescate directo del Kremlin, este año son sextos y pueden presumir de hacer el fútbol más agradable de la RPL. En el Tom de Tomsk el protagonismo es de los jugadores: el joven talento de Artem Dzuba, la calidad del macedonio Maznov, la creatividad del veterano Klímov (36), la finalización de Kornilenko o la capacidad de trabajo y la llegada de Covalchuk y Kharitonov. Ellos definen al equipo mientras Nepomniaschy se mantiene, como siempre, en un papel muy secundario: haciendo funcionar a la colectividad.
Probablemente por esa actitud discreta de Nepomniaschy no encontramos referencias suyas ni en castellano ni en inglés, y ni siquiera se le menciona en la mayoría de los relatos sobre el Mundial de Italia´90.
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*La República de Altai se encuentra entre Kazajstán y Mongolia, a más de 3.000 kilómetros de Moscú. Una región de bosques y montañas en las que sus pobladores señalan que está la puerta de entrada al mítico Reino de Shambhala.
*La República de Altai se encuentra entre Kazajstán y Mongolia, a más de 3.000 kilómetros de Moscú. Una región de bosques y montañas en las que sus pobladores señalan que está la puerta de entrada al mítico Reino de Shambhala.
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